Tengo que contarte algo - en proceso


 Pensé que no venías, dice Nelly mientras abre la puerta. Se despertó a las 6 de la mañana para esperar mi visita maquillada y peinada.

El pasillo tiene una fila de plantas bien cuidadas: me las presenta una a una y me cuenta de dónde salieron, quién se las regaló, cuándo y cómo plantó un gajito hace muchos años y mirá cómo creció.
Al entrar al patio, una cortina de plástico sucia y arrugada tapa una interminable torre de muebles. No mires mucho que no pude ordenar. Pasá. Pasá.
Me espera con el agua caliente para el té, mientras la hornalla encendida templa la casa.
Remedios para la presión, remedios para dormir. Cajas abiertas, cajas cerradas. Blisters de pastillas vacíos o llenos. Pastillas sueltas, partidas al medio, estampitas de todo tipo de santos. Éste es un cuadro de Dios que le sacaron donde estuvo enterrado.
Al menos cinco relojes marcan el tiempo a un ritmo incesante, enloquecedor. Entre ellos: Evita y Perón. Yo soy peronista, ella hizo jubilar a mi abuela. A mi no me cambia la política. Para mi como Perón y Eva no hay.
¿Qué hago con tanta porquería? A mi me costó 50 años tener todo lo que tengo. 50 años de sacrificio. Yo soy feliz acá. ¿A dónde voy a ir? Tengo que sacar todo esto y tirarlo.
Un antiguo vajillero conserva bajo llave adornos y recuerdos: relojes, dijes, fotos, estatuillas, portaretratos, recuerdos de comunión, casamientos y 15 años. Trofeos de los torneos de tango, la Torre Eiffel entre rosarios bendecidos por el Papa. Muñecas de porcelana: doncellas sonrientes. Globo terráqueo. Brújula. Perfumero. Lámpara de aceite miniatura: frotála, que trae plata.

Esto me lo trajeron de afuera. Este es la tapa de un coso, éste es de una mina que andaba atrás de él. Este es chino. Este es mío, fue un regalo mío. Lo que te guste llevalo, lo que te guste. Este lo frotas para la plata. La virgen. El padre Mario: cuando te estás muriendo te lo ponen encima. Este es un llavero, es más de chicos me parece. Esas son fotos antiguas, todas antiguas, él lo mezquinaba que Dios mio!. Mirá lo que es esto. ¿Cuándo cumplís años vos? Jorge era del 6 de abril. ¿Me sacas una foto con el rosario? Estos son los regalos cuando yo ganaba, los premios. Estas son cositas. Este es un corazón, capaz se lo regaló ella. Esto vale plata, mirá. Mirá esto, mirá lo que es esto, mirá. ¿Te gusta? Mirá las cositas que tengo, mirá. Esta es de la tía de él, de recuerdo. Estas son cosas antiguas, ¿ves? ¿Querés que te regale? Un caballo. Él adoraba estas cosas, adoraba. Esta es una cajita de un perfume Chanel. Antiguo. Hay cosas que la mina le regalaba, yo no sabía, ahora sé porque son cosas que yo no conozco.

  A las 12 de la noche de navidad, cuando levantan la copa, ahí nací yo, con Dios. Yo soy la paz. Yo sé curar el mal de ojo. Yo curo. Curo de palabra. Si te duele algo yo te saco el dolor enseguida, me enseñó mi mamá.
 
Las tazas están listas para el té. Me cuenta de sus dos maridos, de los hijos a los que no ve y de los nietos que no la llamaron para saludarla cuando Jorge murió.

Pastilla para los nervios.

Una cortina floreada separa la cocina del estar. El gato gris del almanaque me mira colgado desde un rincón. La pintura de un paisaje nocturno parece haber sido recolectada en la calle, cubierta de polvo y de años, al igual que las rosas de plástico que reposan en un florero de vidrio acompañadas por un ángel de cerámica sin alas. Éstas son todas cosas que él adora.

Anoche soñé con Jorge: estaba acostado y yo le besaba la cara, toda la cara. Lo dice mientras con su mano indica el recorrido de los besos. Espero no amar a nadie como Nelly a Jorge: llora cada vez que lo nombra, es evidente que lo extraña de la misma forma que el primer día sin él. No le falló el corazón, qué sabía que se iba a morir.. Yo lo pongo ahí y todas las noches le doy un beso.

Nelly no se va a vacunar contra el covid: dice que a su Jorge lo mató la vacuna.

Yo soy rara. A mi me falta él.

Su casa es un santuario, un universo de recuerdos vividos, cuerpo del pasado. Detrás de la ventana, ahí, escondida en su refugio, la encuentro siempre con su pesado saco de lana, los labios pintados y los lentes colgando.