Mi trabajo se encuentra en un devenir con el que intento mantener un activo estado de escucha del tiempo y su cualidad estacional. En origen, cautivada por el carácter atrapable de lo figurativo, posibilidad de quietud que el invierno ofrece, hoy mi búsqueda es vaporosa y abocada más al rastro que a la presencia, conducta propia del otoño en su despojo. Laboratorio del rastro, vinculada a la naturaleza de la que soy parte, el carbón es mi principal objeto de estudio, huella trágica que se resignifica en materia. Con la extracción como gesto fundamental, quitar algo de lo puesto se vuelve indispensable para mantenerme expectante sobre el momento de aparición de la imagen. Mancho, trazo, retiro, suavizo, levanto, mi dibujo se fía más de lo que queda que de lo que hubo. Investigo la conducta de la ausencia, así como el aire que se mide desde su falta. Cada dibujo es Souvenir de lo fugaz.